Hablar de sostenibilidad se ha vuelto una práctica recurrente en el mundo en los últimos años, hasta el punto que hoy ya no se entiende como una novedad ni como una ejercicio que dominará el futuro, sino como una forma de comprender nuestra vida hoy. En el desarrollo de reglas de juego en el campo de las organizaciones, como lo son en gran medida las normas ISO, también se viene ampliando el marco de acción de la sostenibilidad; es decir, la definición de unas reglas de juego que direccionen la forma de comportarse hoy responsablemente, pensando en las consecuencias del mañana. Este es el caso específico de la denominada Norma ISO 20121. Esta norma le apuesta en concreto al desarrollo de una directrices y unos procesos (generales y específicos) que rigen la realización de eventos de manera sostenible. Son tres los aspectos que la norma reconoce que una organización que gestiona y desarrolla eventos debe considerar en su actuación responsable:
la ambiental,
la social y
la económica.

Un evento, que aunque se caracteriza por un conjunto de actividades que tienen una temporalidad definida, es decir, no son actividades que se materializan de manera permanente, generan impactos internos en las organizaciones que intervienen, pero también impactos externos para otros actores que no necesariamente se interrelacionan con los eventos. En el desarrollo y bienestar económico los impactos usualmente llegan a ser significativos.

Un evento, ya sea porque busque algún lucro económico para sus realizadores o para los participantes, o porque busca llevar a cabo actividades sin obtención de ganancias, genera impactos económicos internos y externos. Finalmente la realización de un evento implica el uso de recursos que casi siempre representan un valor económico. Algunos recursos son obvios, por ejemplo, la contratación de personal, la compra de insumos, el uso de un espacio que requiere de mantenimiento y condiciones de recibir público, consumo de servicios públicos, transformación de materias, etc; otros recursos son menos explícitos, por ejemplo, una afectación de las actividades económicas de las personas que no se benefician del evento pero que puede verse interferida por su realización, la transformación de la vocación económica del vecindario, temporal o definitiva dependiendo de la recurrencia de los eventos, la generación de empleo y la rentabilidad de negocios existentes y nuevos que en dicha temporalidad del evento se ven involucrados, entre otros que pueden mencionarse. Así pues, es claro que la realización de un evento le puede alterar, cambiar o transformar la vida económica de muchas personas, y por lo tanto, la posibilidad de que ellas gocen o no de un futuro sostenible; en ese sentido, la ISO 20121 se constituye en una herramienta y en una oportunidad para que desde la realización de eventos se sume a la sostenibilidad de nuestro mundo, así sea el de cada uno como individuos tenemos derecho o el del planeta que todos compartimos.

Por Cesar Rúiz cruiz@prismaconsultoria.com